Reseña: Ausentes del cielo

Ausentes_cubierta_dosEmpecé a leer las novelas de Álex Oviedo (Bilbao, 1968) hace ya tiempo, impulsado por la curiosidad que me provocaban tanto la cercanía geográfica como la personal con el autor. La primera que leí fue La agenda de Héctor, una historia difícil de catalogar que me atrevería a describir como novela psicológica con cierta inclinación hacia el género negro: voces interiores obsesivas y atormentadas, personajes emocionalmente estériles y propensos a bailar con la oscuridad hasta donde esta los lleve. La disfruté. Después la siguieron Cuerpos de mujer bajo la lluvia, y El hacedor de titulares (escrita junto a Elena Sierra). Hay varias constantes en sus libros: las relaciones sentimentales infructuosas, las amargas despedidas, el efímero brillo de la belleza en las vidas de los personajes, el constante runrún del diálogo interior, de la culpa. Estos ingredientes también están presentes en la novela que nos ocupa. Pero esta vez, además, Álex Oviedo ha decidido recrearse en su gusto por el género negro. Con estos elementos ha construido una novela que atrapa al lector con un ritmo muy equilibrado que transita entre las partes más reflexivas y de diálogo interno y otras más trepidantes que nos muestran los avances de la investigación policial.

La trama de Ausentes del cielo se sitúa en una ciudad indeterminada de Euskadi —tal vez un híbrido entre Donostia y Bilbao—. En los albores del siglo XXI, tiempo antes de que ETA anunciara el cese definitivo de su actividad armada, Andrés asesina a tiros a un miembro de la izquierda abertzale en plena manifestación.

El inspector Vidal será el responsable de investigar los hechos y dar con el culpable. Andrés y Vidal, Vidal y Andrés; uno a cada lado del tablero de juego, pero ambos en el mismo lado del hastío, de la soledad e incomunicación, de la frustración vital. Este paralelismo está muy bien resuelto a través de un juego de espejos que el autor nos propone con unos inicios de capítulo en los que es difícil discernir si trata de uno u otro personaje.

Vidal es un alma en pena desde que terminó su relación con Nuria. Añora el tiempo que compartieron. Achaca la ruptura a lo mucho que le absorbe el trabajo. Sin embargo no es del todo ajeno a la verdad: es su propia indecisión y el miedo lo que le arrastra a priorizar de manera errática.

Andrés, un invisible sin presente ni futuro, un putero que se cree enamorado de Puri pero que, incluso en esa relación sentimental contractual que mantiene con ella, es incapaz de contarle todo aquello que le quema por dentro y desea exteriorizar. Un invisible que desea hacerse visible aunque sea de la más retorcida de las formas.

Álex Oviedo desarrolla la trama de su novela sobre el trasfondo de un país nocturno, frío y acostumbrado, tal vez insensibilizado, ante la violencia. Una sociedad en la que la muerte se relativiza e incluso se rentabiliza transformándola en distintas versiones, motivos, móviles e interpretaciones de los hechos por parte de las autoridades, la prensa, la clase política y ETA.

En medio de ese ritual tantas veces repetido, Vidal se centrará en encontrar al culpable, con las pocas energías que le permite el hecho de saberse al mando de una vida que no siente suya, después de haber dejado atribulada aquella que sí hubiese deseado.

Ausentes del cielo, además de la ágil y perfectamente resuelta trama, deja algunos momentos y frases, marca de la casa, que revolotean después de la lectura.  En algún punto de la novela, Vidal reflexiona: “De cada relación, pensó, nos quedamos con costumbres del otro que nos cuesta alejar de nosotros. Al final somos las huellas que los demás han dejado”. Una forma sencilla y certera, como toda buena literatura, de reflexionar sobre las diferentes capas —interpersonales, sociales y políticas— que conforman la narración.

 

Título: Ausentes del cielo

Autor: Álex Oviedo

Páginas: 176

Editorial: El Desvelo Ediciones

ISBN: 9788494939549

 

Andoni Abenójar

16 comentarios

    1. Gracias a ti por tu visita.
      He encontrado tu blog de pura casualidad y veo que voy a poder descubrir un montón de autores y autoras y libros interesantes entre las sugerencias que propones en esos menú degustación y reseñas. Un placer coincidir y poder compartir por aquí.

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    1. Sí, es una gran frase del autor de la novela. El placer es mio por tenerte por aquí.
      No te creas que he abandonado tu zoco a voluntad. Pensaba que no habías metido entradas nuevas desde hacía tiempo. Me acabo de dar cuenta de que la primera entrada que aparece, realmente no es la última cronológicamente, sino que la tienes marcada como destacada. Y yo pensaba que era la última entrada que habías publicado… soy un desastre con estas tecnologías.
      Tengo material para leer 😉
      Un abrazo, Alberto.

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