RESEÑA: CRÓNICAS MARCIANAS

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Título: Crónicas marcianas

Autor: Ray Bradbury

Género: Ciencia ficción

Páginas: 263

Editorial: Planeta

A finales de los 40, Ray Bradbury escribió y publicó en distintos medios una serie de relatos independientes entre sí, pero con una linealidad temporal y un contexto común: la colonización de Marte por parte del ser humano. En 1950 aquellos veinticinco relatos fueron reunidos en el libro Crónicas Marcianas, la obra más popular del autor junto a la novela distópica Fahrenheit 451. Al igual que en dicha novela, en Crónicas marcianas predomina una mirada pesimista sobre el rumbo de la humanidad y una visión crítica acerca de los avances tecnológicos y el estilo de vida americano de mitad del siglo XX. Los relatos que componen el libro, tratan de manera afilada distintos temas relacionados con la naturaleza humana: la soledad, la muerte, el deseo de dominación, la codicia, la incomunicación, el miedo a lo desconocido, la guerra,… Pero a pesar de lo heterogéneo de los temas, hay dos constantes recurrentes en casi todos los casos: por un lado la melancolía y la sensación de decadencia están tan presentes que casi se pueden tocar, y por otro lado un humor negro sutil e irónico, en dosis justas, y que encaja a la perfección con esa visión oscura.

A pesar de la independencia entre las diferentes historias —exceptuando referencias puntuales y aisladas entre algunos relatos— los hechos que se narran siguen una cronología lineal que va desde la primera toma de contacto de los humanos con Marte, en el año 1999, hasta el 2026. En ese intervalo, seremos testigos del proceso de colonización del planeta rojo, siempre desde la perspectiva de unos personajes que, a pesar de vivir en un contexto revolucionario y de descubrimiento, están sumidos en la angustia existencial por inquietudes mucho más mundanas y que poco tienen que ver con la magnitud de los acontecimientos que los rodean.

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El libro atrapa desde el inicio debido al equilibrio entre lo melancólico y ese tono irónico que proporciona el punto necesario para no caer en una narración oscura en exceso. Uno de los primeros relatos, “Los hombres de la Tierra”, compone, en mi opinión de manera magistral, una declaración de intenciones en lo que al tono cómico se refiere. Se trata de la hilarante historia de la segunda expedición humana al planeta rojo. Las expectativas de la tripulación chocan de frente con la realidad del recibimiento por parte de los habitantes de Marte. El malentendido que da lugar a ese choque es realmente original y divertido, en contraposición a lo trágico de los hechos narrados.

Al tratarse de un libro de relatos, el autor juega con distintos temas y aprovecha con maestría las posibilidades que le otorga la ciencia ficción para dar una interesante vuelta de tuerca a muchos de esos temas. Así, en “Ylla” habla de la complejidad de los celos y de las extrañas circunstancias en que estos pueden llegar desencadenarse, más si cabe cuando surgen en mentes y corazones marcianos investidos con unas capacidades sensoriales muy diferentes a las humanas.

También hay espacio para el terror psicológico. En el asfixiante relato “La tercera expedición” los tripulantes recién llegados a Marte son recibidos de un modo inesperado. Los marcianos aprovecharán el mayor anhelo que albergan los corazones de los tripulantes para poner patas arriba la misión en un angustioso y brillante desenlace.

En “Usher II” además de rendir homenaje al genial relato de Edgar Allan Poe, el autor nos acerca a un tema que desarrollará poco después en Fahrenheit 451. La decadencia de una sociedad dependiente de la tecnología y dirigida por una élite que no ve con buenos ojos la libertad de pensamiento, culmina con la destrucción de los libros y la eliminación de cualquier huella literaria. Un acaudalado amante de la lectura, cuya enorme biblioteca fue destruida por el gobierno, viaja a Marte y manda construir una casa a imagen y semejanza de la del cuento de Poe —“La caída de la casa Usher”— con el fin de convertirla en su particular venganza en nombre de los libros destruidos y los autores silenciados.

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A lo largo del libro, el autor consigue sumergir al lector en la densa atmósfera de Marte e introducirlo en los estrambóticos y bellos paisajes que describe. Del mismo modo, encuentra las palabras adecuadas para imbuir al lector en ese estado de ánimo melancólico y decadente. Las dosis de lirismo están perfectamente equilibradas dentro del conjunto de manera que la lectura es sencilla y llana pero con momentos de gran belleza, profundidad y lecturas “entre líneas”.

Encuentro cierta descompensación en cuanto a la sutileza de los relatos, habiendo algunos, la mayor parte, que sugieren de un modo velado —y por lo tanto potente— las miserias y los factores que han llevado al ser humano a colonizar Marte, pero siendo en otros casos historias más obvias e incluso previsibles. Algunas de las crónicas, pese a ser interesantes, tienen un poso de cliché que en mi opinión contrasta con otras de mayor sutileza. Un ejemplo puede ser “Un camino a través del aire” en el que se habla de racismo, esclavismo y la resistencia de los favorecidos a perder una parte de sus privilegios en pos de un bien común. Se trata de un buen relato pero que cae en la perspectiva simplista de buenos y malos, perdiendo de este modo parte de la fuerza que podía haber tenido. Otro ejemplo es “Los pueblos silenciosos” en el que se habla de la soledad, el aislamiento y la necesidad de compañía, pero que acaba convirtiéndose en un chiste fácil y un tanto burdo.

A pesar de algunos altibajos, el nivel general de las historias que componen Crónicas marcianas es muy alto y cuenta con un colofón final en forma de dos relatos que cierran la obra de un modo perfecto. “Vendrán lluvias suaves” es sin duda uno de los relatos más aterradores del libro. En él se describe lo que ocurre en un mundo totalmente robotizado cuando sus habitantes ya no están presentes. Una casa domótica continua haciendo vida normal (desayunos, limpieza, comidas, cenas,…)  pese a la ausencia de sus habitantes. Y para cerrar el libro “Un picnic de un millón de años” concluye con una imagen perfecta que pone a los terrícolas ante un espejo para poder observar así a los marcianos. En estos últimos relatos se eleva la sensación melancólica y un mensaje pesimista que podría describirse en pocas palabras: por mucho que avance la tecnología y las comodidades que desarrollemos, por mucho que crezcamos hacia fuera, esto solo servirá para que el ser humano se sienta aún más solo, aislado e incompleto.

Andoni Abenójar

41 comentarios

    1. Torpisuertuda… No sé qué tiene ese nombre que me encanta… Es como si lo conociera de toda la vida. Me entran unas “insoportables ganas de repetir-lo”.
      “Si Karenin hubiera sido un hombre y no un perro, seguro que hace tiempo ya que le hubiera dicho a Teresa: `Haz el favor, estoy aburrido de llevar todos los días el panecillo en la boca. ¿No puedes inventar algo nuevo? En esta frase está encerrada toda la condena que pesa sobre el hombre.El tiempo humano no da vueltas en redondo, sino que sigue una trayectoria recta. Ese es el motivo por el cual el hombre no puede ser feliz, porque la felicidad es el deseo de repetir”.

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  1. Hola Andoni. GRACIAS a talleres de relatos cortos que hice hace algunos años descubrí joyas como este libro. Siempre es recomendada lectura junto con Raymond Carver, Monzó y relatos de escritores norteamericanos. Y me lo has recordado y sacado de mi libreria para releerlo…porqué me encantó. Un fuerte abrazo

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    1. Hola Winnie0. Gracias por la visita y por tu comentario. Qué bien haber despertado tus ganas de releer esta maravilla de libro. A mi me ocurrió algo parecido en un taller literario hace unos años. Descubrí grandes escritores de relatos, cuando yo solo leía novela. Descubrir, por ejemplo, a Cheever me hizo aprender a valorar el arte de contar historias cortas.
      Otro fuerte abrazo.

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  2. Hola Andoni, debo confesarte que no tenía ni idea de la existencia de ese libro. Tenía un par de buenas excusas para exponer en este espacio pero me las reservo para cuando las necesite alguno de mis personajes…buenísima crónica, muy trabajada y bien transmitida. Un gusto leerte, como siempre.

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  3. Agradable reseña y muy buena invitación a los lectores. Leí este libro hace un mes y me mantenía pensando y conectando con el texto de Farenheit. No lo veo como algo pesimista si ponemos en el mismo plano la realidad y la ficción. Lo veo más bien como un forma adelantada de diagnosticar el rumbo que ha llevado nuestra sociedad ya desde que Bradbury escribía estos relatos. Consumismo, colonización, discriminación, lucha de clases, censura, destrucción y una sed de heroísmo etnocentrista (como cuando a la llegada de los astronautas éstos esperan ser reconocidos como héroes).

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  4. Buenas tardes, Andoni. Me he quedado admirado del despliegue que hiciste, sobre este peculiar libro. Quiero decir que en mi caso lo hubiese menospreciado mucho. Pero gracias a tu reseña reflexiono, y pienso cuántas cosas no supe ver en esos relatos. Es verdad que muchos tópicos son demasiados evidentes, y sería imposible no verlos y nombrarlos. Pero vos has ido mar adentro, y me diste una visión más profunda.
    Llegué a considerar la obra de Ray Bradbury como un libro de relatos cortos, donde la reiteración de situaciones casi idénticas me abrumaban. Desconozco si en tu historial de lecturas estará incluido «Aguasfuertes porteñas» de Roberto Arlt. Pero este señor es uno de mis escritores favoritos, y lo admiro con behemencia. No obstante, el libro que nombro anteriormente, tienen un símil con «Crónicas marcianas». Y ese detalle es, que ambos libros reúnen narraciones breves con situaciones sencillas y cotidianas. Casi que no hay sorpresa, en la historia que le continúa a la anterior. Y eso conlleva – al menos a mí me sucedió – que uno abandone el libro, porque ya no le encuentra entusiasmo.
    Pero, como dije anteriormente, tu reseña me ha hecho reflexionar sobre mi postura frente al libro de Bradbury.
    Muchas gracias por compartir tu trabajo.
    Un abrazo grande

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    1. Hola José. Me alegro de que la reseña te haya servido como contrapunto a tus sensaciones tras leer el libro. No he leído a Roberto Arlt, pero me lo apunto como futura lectura, siempre es un gusto descubrir cosas nuevas (para uno) en esto de la lectura.
      Gracias a ti por pasarte por La caricia del gato negro, leer la reseña y dejarme aquí tus impresiones.
      Otro abrazo grande para ti.

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  5. Estupenda reseña. Lo leí por vez primera hace ya (¡uf, casi ni recuerdo!) por «exigencias estudiantiles». Me atrapó tanto que, desde entonces, forma parte de mis favoritos. No recuerdo las veces que lo habré releído, pero me provocaste las ganas de sumar una más. ¡Saludos!

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    1. Hola Eva. Bienvenida a La caricia del gato negro, y muchas gracias por tu comentario. Por mi parte ha sido un placer descubrir tu sitio para recordarte que no hablas sola 😉

      Sobre Crónicas Marcianas… Es un libro que tardé en leer, pero sé que es uno de esos que releeré.
      ¡Un abrazo!

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    1. En realidad tal vez sea más bien una crítica a la parte negativa del estilo de vida occidental del que Estados Unidos es exponente. Se resumiría en la última frase de la reseña: «por mucho que avance la tecnología y las comodidades que desarrollemos, por mucho que crezcamos hacia fuera, esto solo servirá para que el ser humano se sienta aún más solo, aislado e incompleto».

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    1. Hola Daniela. Leí el libro hace más de dos años. No recuerdo exactamente lo que dice Borges en el prólogo de Crónicas Marcianas. De cualquier forma lo puedes buscar fácilmente en internet y no te llevará mucho tiempo leerlo, Son unas pocas páginas.
      Un saludo.

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  6. La película de Trufeau, me marcó al verla en loss años 70,…leí la novela recientemente ya qué la tuve de compañia en mi taquilla en el año 1991,cuando lamentablemente me tuvieron en un mundo donde leer libros estaba muy mal vistos, casi tanto como para ser usados cómo improvisados calzos de mesas o para alimentar fuegos para asar carne… Recientemente en la pelicula de la librería, me encanto como los libros de Bradbury, servian de enlace entre dos personas tan diferenciadas en edad pero a las que les unía el gusto por la buena literatura…escribí un relatillo breve recientemente en mi reciente llegada al universo bloggero, donde la influencia de esa novela, estaba muy presente… La foto de marte hopperiana es muy atrayente, tendré qué leer estas crónicas a las que desperté con aquel programa qué hizo homenaje, y que cayó en los infiernos del mal gusto…. Saludos

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