Siete tenedores solitarios y siete cucharas acompañadas por otros tantos cuchillos. Todos convenientemente distribuidos. La mesa ya está preparada. Copas de vino y de agua vacías. Varias botellas del mejor Ribera del Duero que he podido encontrar además de un Marqués de Riscal verdejo, afrutado, perfecto para el marisco recién cocido, despedazado y servido.
He invitado a cenar a mis mejores amigos, los de siempre. Sin parejas, sin hijos, sólo ellos y yo. He escogido el menú tratando de agradar a todos. He cocinado unas zamburiñas. Sí, Iván las odia, pero para compensar le he preparado unas croquetas de jamón y boletus.
Siempre han estado conmigo, así son los amigos, para bien o para mal.
He hecho una selección de canciones especiales, de esas que tantas veces hemos cantado juntos: Pink Floyd, The Who, AC/DC, Iggy Pop,…
De entre todas las cosas, el postre ha sido en la que más me he esmerado. Una tarta de chocolate. ¿A quién no le gusta el chocolate? Yo, por supuesto, no podré probarla, entre otras cosas porque soy diabético. Ya me imagino las bromas cuando se la coman y yo tenga que conformarme con un poco de queso fresco y unas nueces. “Al gremlin no le dejéis comer tarta. Ya sabéis lo que pasa…” dirá alguno. Y se reirán. Yo pondré cara de circunstancias y esperaré en vano a que alguno de ellos, después de mofarse, añada: “¿De qué coño os reís? Con la tarta que se ha currado para nosotros…”.
Sí, los amigos están para lo bueno y para lo malo.
Como aquel año, cuando les dio por corear la canción del verano repitiendo el estribillo una y otra vez: “¡el venao, el venao!”. Mientras cantaban, se llevaban las manos a la cabeza de manera que sus índices formaban dos cuernos. Fue un mal verano, Carla me había dejado por otro. Mis amigos debieron de pensar que aquella broma me levantaría el ánimo. A la vista de las risas, al menos a ellos sí que les funcionaba.
En aquella época dejé de salir. Me quedaba en casa a menudo. Mis escapadas favoritas eran del dormitorio a la nevera. Cogí algunos kilos. Cuando Juan se dio cuenta de aquello, no tardó en bautizarme como “El gordo”. Los había más rechonchos en el grupo. De hecho Juan lo era mucho más que yo. Sin embargo no le costó convertir aquel mote en algo oficial.
A pesar de todo, quiero que disfruten de la cena de hoy. Desde los entrantes hasta el postre. Hasta la tarta.
Ellos están más acostumbrados a las comidas en grupo. Desde que estoy en el paro, han empezado a quedar un día cada dos semanas para pegarse homenajes en buenos restaurantes.
Nunca me han conocido de verdad. No han sido conscientes de la persona extraordinariamente sensible que soy, ni de que todas aquellas mofas dolían. Tampoco han valorado mis habilidades. Ni las más obvias, ni por supuesto, las ocultas e inconfesables.
De cualquier forma son mis amigos y les perdono lo malo. Hoy daré yo el paso. Me conocerán un poco mejor. Descubrirán mi talento, aunque sé que no podrán valorarlo en su justa medida.
Serviré la tarta de chocolate, la disfrutarán, brindaremos por nosotros, harán algún chiste sobre mí, y en aproximadamente veinte minutos serán participes de mi obra. Cuando el veneno haga efecto, les llevaré al sótano uno a uno, como he hecho con los anteriores, para bien o para mal.
Andoni Abenójar
Lo estaba viendo venir… jejeje. ¡Muy bueno!
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Jijiji
Se palpaba un tufillo negruzco… 😉
Eskerrik asko, Amaia!
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Me lo imaginaba….me trae a la memoria un recuerdo a medio camino entre el empalagoso Stan y la peli de Relatos Salvajes. Qué a gusto se quedaría el muchacho 😉
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Gracias por la visita, Sergio 😉
La peli la he visto, pero no conozco a ese empalagoso Stan.
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Me refiero al texto de Bizkaidatz, ;). Un abrazo.
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Ahora sí. 😉
Otro abrazo.
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genial, me ha encantado, pero casi por si acaso, prefiero no ser tu amiga…
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Tú te lo pierdes, porque hago unas tartas de chocolate de muerte… 😉
Gracias por pasarte por el blog y dejar tu comentario Esperanza. Un abrazo.
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He temblado,me venia a la cabeza Pavel,Ibai, Jon,Gaizka…. .
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Si te ha hecho temblar, objetivo cumplido! 😉
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Exacto. Para bien o para mal. Un hermoso cuento. Con tu permiso, copio el menú. Espero que para familiares indeseables y contactos de, sobretodo, facebook funcione….para bien o para mal
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Gracias por visitar el blog y por dejar tu comentario, Ginger. No lo dudes, ese menú es infalible 😉
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Me ha gustado mucho tu micro-relato amigo. Realmente sabes como llevar al lector dentro de tu historia sin sobresaturar la narración:) Te dejo mis felicitaciones y una cordial invitación a leer alguna demis historias de terror en mi web, te anexo un link por si deseas visitarme 🙂
P.D. Tengo una historia llamada «La flor» que trata una temática similar, podrías leerla para comparar notas XD»
http://spearsleepy.wix.com/infernity
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Gracias por tu visita y tu aportación SpearSleepy.
Acabo de leer el relato que me recomiendas. Buena catarsis canibal 😉
Bienvenido a La caricia del gato negro, y nos seguimos leyendo.
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Q bueno andoni! Eres un crack, llegas a fondo
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Gracias! 😉
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Lo veía venir, y debo decir que casi lo estaba deseando por cabrones!
Me gusta la tarta de chocolate aunque recordaré no comer la tuya….
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La prudencia es un don, a veces: no sabes lo que te pierdes si no pruebas mi tarta de chocolate, para bien o para mal 😉
Lo se, esta respuesta llega con retraso… No te había leído hasta hoy.
Un beso.
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Reblogueó esto en solo reblogueoy comentado:
Por eso no tengo amigos. Prefiero seguir sola en mi oscuro zulo.
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Agradecido, como siempre, por considerar que mi relato merece ser compartido. Sospechaba que algún día llegarías a leer Para bien o para mal y que podría gustarte su enfoque 😉
Abrazo.
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Me encantó, como lo que llevo leído por ahora. Cada día un poquito para no empacharme. 🙂
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pelín predecible, pero me da igual. me he visto reflejado y me ha gustado. un lujo que compartas tu material de esta manera tan desinteresada.
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Gracias por la lectura y tu mensaje. Estoy de acuerdo, es predecible, pero esa era la idea: no buscaba la sorpresa final, sino la identificación del lector y el disfrute de ese final «negro».
Un placer teneros por aquí, Kaia taberna.
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Ya lo dice el refrán, con amigos así quién necesita enemigos. Así que lo mejor es quitarlos del medio cuanto antes, que a menor bulto, mayor claridad. 😉
Muy buen relato.
Un abrazo.
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Eso, a hacer criba con las amistades cuando sea necesario 😉
Muchas gracias Antonio.
Mi abrazo.
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Amigos para esto Andoni. Al hoyo con ellos, que te conozcan bien por última vez. Me ha gustado, y como alguno te ha comentado, lo veía venir..jijiji, un poco se lo merecían, otro poco no, pero eres diabético y se te subio el azúcar.
Besarkada haundi bal lagun.
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¡Jajajaja!
Un subidón de azúcar puede marcar la diferencia y desnivelar la balanza… hacia un lado o hacia el otro. Para bien o para mal.
Eskerrik asko ta beste besarkada haundi bat zuretzat lagun.
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Me ha encantado, es de mi estilo, una muerte dulce jaja.
Saludos.
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¡Je, je, je!
Gracias, me alegra que te haya gustado.
Un abrazo.
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No lo había leído…¡muy bueno! Yo hubiera repetido tarta (para ponerlo fácil).
Un abrazo.
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¡Jajajaja!
Gracias. Voy preparando esa doble ración 😉
Un abrazo.
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Antes los tenía que haber envenenado!!
Me ha gustado el relato :))
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¡Jajajaja!
Sin duda, Eva. Pero su forma, tan teatral, de hacer lo que le apasiona requiere estos sacrificios 😉
Gracias y un abrazo.
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¡Vaya, cómo se las gasta! ¿Y cuántas cenas de esas se supone que ha hecho? Al menos se han ido vien comidos y bien bebidos, todo un detalle del anfitrión.
Muy bueno, Andoni.
Un abrazo.
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Pues, vamos a ver, Mmm… La familia, los compañeros de trabajo, el grupo de amigos, las reuniones de vecinos,… Digamos que tiene varios frigoríficos llenos 😉
Gracias Estrella. Me alegra que te haya gustado.
Un abrazo.
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Hola! Llego tarde a tu relato sin embargo, me ha gustado mucho.
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Hola, Idoia.
Nunca es tarde. Los relatos están ahí, esperando el momento adecuado para quien los quiera leer.
Me alegra que te haya gustado, muchas gracias por la lectura y por tus palabras.
Un saludo.
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Bastante nostálgico. Parece que el narrador tuvo su infancia en los ochentas, tan vilipendiados, que todo mundo los oculta.
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Gracias por la lectura y por dejar tu comentario.
Un saludo.
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https://desasosiegos.home.blog/
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